miércoles, 26 de noviembre de 2014

Poesía para el pobre

Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día,como el aire que exigimos trece veces por minuto
Gabriel Celaya

Desde sus inicios el mundo literario ha sido un mecanismo de liberación para ser humano. A través de la literatura canalizamos las inquietudes y preocupaciones que giran a nuestro entorno. A partir de 1940, en la literatura española aparecen unos autores con la intención de plasmar en sus obras los problemas que aparecen dentro de la sociedad, expresando su sentimiento de malestar con los humildes y oprimidos, y denunciando las injusticias. En España con la dictadura militar de Franco, vuelve a aparecer la idea de que la obra literaria debe ser útil para cambiar la sociedad y dirigida a un público lo más amplio posible. Sin embargo, al cabo de algunos años, los autores que se caracterizan por su compromiso social acaban desengañados porque sus obras solo alcanzan a una minoría de lectores.

Uno de los papeles más relevantes del escritor es el de despertar el sentido crítico del lector. El mundo en el que vivimos ha estado siempre rodeado de injusticias y el ser humano recibe cada uno de estos golpes, es por ello que la literatura refleja aquellos problemas que le suceden al hombre. Este muchas veces se adentra en la lectura para escapar de la realidad, como una burbuja que consigue separarlo del mundo real y introducirse en su propio mundo. En estas realidades paralelas, los problemas ya no se sienten igual sino que se perciben a otro nivel de manera más alejada de nosotros, y es aquí donde también se puede introducir la literatura con un compromiso social. Cuando conseguimos ver los problemas desde fuera, los percibimos desde otra perspectiva y es por ello que muchas veces los conseguimos concebir mucho mejor que si nos planteásemos ese mismo problema aquí y ahora. 

Actualmente, muchos escritores han dejado a un lado la literatura como compromiso social y apuestan por una literatura comercial, muchas veces con escasa calidad literaria pero con muchos beneficios. Esto significa una infravaloración al mundo del libro como elemento capacitado para cambiar el mundo. Muchos escritores sienten que la literatura comprometida no sirve para nada, pues o con las palabras no se cambia el mundo o, simplemente, sienten que no hay manera de cambiar las cosas. Aunque todo esto resulte muy poco alentador, la literatura como compromiso social es un elemento necesario, pues nos permite seguir teniendo una mentalidad crítica y no aceptar todo lo que nos venga sin ningún criterio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario